domingo, 27 de diciembre de 2015

Crítica: Invoked

¡Ya está bien, señores, ya está bien! Llevamos alrededor de cinco años sufriendo una oleada de “found footages” infumables que amenazan con hacernos perder la paciencia y abandonar el género del terror. Pero ya no es el hecho que seamos testigos día tras día de producciones de ínfima calidad, cineastas que no saben ni coger una cámara, siempre las mismas ideas, siempre los mismos personajes y siempre las mismas ganas de tomar el pelo a la gente; lo peor es que se pase directamente al engaño.

Está claro que con este estilo cualquiera con una cámara y cuatro amigos puede perpetrar una película, pero de ahí a venderla como lo que no es, va un trecho. Un ejemplo es esta “Invoked”.

Si uno coge la carátula –ver imagen adjunta- podrá observar en la misma ese reclamo en forma de “humilde” mensaje que reza “Creepiest film of 2015”, firmado al pie por unos tal “Scream Magazine”. Perfecto, este método de marketing lo hemos visto y seguiremos viéndolo una y mil veces, pero tras visionar la película y comprobar que la misma es una mier… perdón, mediocridad, uno se pregunta si los responsables de esa publicación o no han visto más películas de terror en el 2015 o simplemente, tenían algo que ver en la producción.

Fijaros como era mi indignación que quise investigar un poco. Bueno, un poco es un eufemismo porque a día de hoy todavía no he encontrado donde la tal “Scream Magazine” dice que esta es la película más ‘creepy’ del año. En la red, como “Scream Magazine” hay dos referencias: una -www.screammagazine.com- sobre música heavy metal desde Noruega, y dos, -www.screamhorrormag.com- dedicada, esta sí, al género del terror. Pues en ninguna de las dos está reseñada la película. Con esto no estoy diciendo que sus responsables y/o distribuidores estén haciendo publicidad engañosa ya que a lo mejor se incluyó en la edición impresa de la segunda –lo dudo…- o es una publicación diferente, pero ya es raro. Y más cuando uno se va al célebre imdb.com y ve no solo que el film tiene una nota media de 5’4 sino que las 6 reseñas allí expuestas tienen una media de… -asombrarse-, 7’8 sobre diez con tres de estas dándole las diez estrellas. Demasiadas cosas bajo sospecha creo yo…

Y ya no es el criterio de cada uno, son hechos que no admiten discusión: el film te puede gustar o te puede parecer como a mí una tomadura de pelo, lo sé y lo asumo; pero a continuación voy a dejar una serie de situaciones que se quiera o no, están ahí. Con ello, cada uno luego es libre de ver o no la película. Y por supuesto, de opinar también lo que se quiera, pero insisto, no voy hacer juicios de valor, solo reflejar realidades. 

- Hasta el minuto 24 no hay ningún contenido de terror. Solo las mini-vacaciones de 5 amigos a una casa rural sin energía eléctrica en una isla en medio de una laguna. Es cierto que se encuentran con un pájaro muerto, pero se mofan de él.

- Llegados a ese minuto 24 se nos cuenta una leyenda local y se nos enlaza con –esto sí que es opinión personal: ¡qué originales!- una sesión de Ouija.

- Tras un par de sustos provocados por sonidos en la casa y un intento –minuto 33’33’’- de, al más puro estilo maltratador, atizar a la novia por sufrir un ataque de pánico, se pasa de golpe a un striptease que para mayor afronta hacia los cachondos no enseña nada.

- Hasta el minuto 50 no volverá a pasar nada entendible como “de género” hasta que los muchachos visitan una mina/cueva. Cuando uno cree que por fin va a pasar algo, la escena se corta superado el minuto. Como reza la popular tonadilla: “Qué buenos son los hermanos escolapios que nos llevan de excursión…”

- No será hasta dos minutos más tarde cuando surja la PRIMERA situación que podría considerarse inquietante. Repito, minuto 52.

- Tras unos 10 minutos de tregua, comenzará verdaderamente la película con los protagonistas corriendo por el exterior e interior de la vivienda perseguidos por la amenaza de turno.

Pues bien, partiendo de esos “hitos” vayamos con puntualizaciones ya de mi cosecha.

Para empezar, tanto esos 24 minutos iniciales como los posteriores al striptease, se pueden resumir como el vídeo casero que “cualquiera” realiza de vacaciones. Y entrecomillo lo de ‘cualquiera’ porque por un lado aquí los chicos se lo pasan todo el rato bebiendo, fumando y liándose porros. Diréis: lo típico; sí, pero ello no quiere decir ni que sea mejor ni, por la reiteración, menos desmesurado.

Por el otro lado, los movimientos de cámara. No sé cuántos vídeos caseros habrán grabado los personajes –ya no digo sus directores- pero todo aquel que se lleve la cámara de vacaciones –yo mismo- sabrá lo molestos que son esos movimientos bruscos, temblores y giros de cámara buscando el objetivo. Aquí les importa un cuerno. ¡Abre el plano, hombre! Ni de coña. Con decir que una de las cámaras con las que se han grabado las imágenes es en… ¡BLANCO Y NEGRO! No, visión nocturna, no… repito, blanco y negro. 

Y ya no es lo mareante de las situaciones o la falta de calidad –lo de la oscuridad es un caso aparte- sino ese error que se repite una y otra vez en este tipo de producciones. “Rebobinamos” a ese minuto 52 que mencionaba más arriba, la primera “aparición” de la antagonista del film. Tío… si ibas cámara en ristre grabándolo todo… ¿Por qué no le enseñas la escena a tus amigos para que te crean? Ah, claro… se conoce que iba demasiado emporrado como para que las neuronas le funcionasen.

Y a todo esto, los 20 minutos finales son bastante ortodoxos si se puede llamar así a un puñado de trucos viejos en el género como sombras, portazos, etc. con incluso algún efecto especial que rentabiliza los 2.000$ que dicen que ha costado el film, principal alegato que esgrimen los defensores de la película; sin embargo ello ni justifica el aburrimiento de la hora previa, ni la falta de calidad en todos y cada uno de los aspectos que componen el film, ni finalmente, la ausencia de capacidad de transmitir algo más allá de la indignación final.

Resumiendo; hay una frase que dice una de las protagonistas que es reflejo fiel de la producción: “Es muy triste lo que estamos haciendo”. Sin darse cuenta está dando las claves del film: una tomadura de pelo perpetrada entre amigos que lo único que hace es echar mierda sobre el género. He dicho.

P.D.: Y seguro que os preguntaréis por qué la vi entera. Por el puñetero “Creepiest” de la carátula. Sí, soy idiota… ¡qué le voy hacer…! ¡Pero a Stephen King pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre! Digo… aburrimiento. Y va y me lo creo… ainch…


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