sábado, 5 de enero de 2013

Crítica: The Master

The Master es lo que denomino una película LEGO, es decir, su creador (Paul Thomas Anderson, guionista y director) nos ofrece una cantidad de imágenes e información que cada uno debemos conectar y fabricarnos con ella nuestra propia película (algo similar a lo que hizo Malick, no hace mucho, con El Árbol De La Vida). Algunos serán capaces de realizar verdaderas virguerías, otros no perderán el tiempo (y se marcharan de la sala de cine) y algunos aún estamos pensando que hacer con todas esas piezas (se nos ocurren algunas cosas, pero realmente ninguna termina de encajar perfectamente).

En principio el señor Thomas Anderson (niño mimado de la crítica que atesora una de las carreras más interesantes de esa nueva Babilonia llamada Hollywwod) tenía todos los ases en su mano para realizar una de las películas más impactantes del año (yo la esperaba como agua de Mayo). Nada más y nada menos que la seudoadaptación a la pantalla grande de la vida de L. Ron Hubbard (aquí se llamará Lancaster Lodd y lo interpreta el siempre estupendo Philip Seymour Hoffman), padre de la Cienciología, y el desarrollo de las ideas filosófico-espirituales en la cada vez mayor congregación de este “Maestro”, todo ello en un mundo deshumanizado y carente de valores. Esta (supuesta) historia de manipulación, fanatismo y sumisión se adaptaba, a priori, perfectamente a las coordenadas opresivas, intensas y asombrosas del autor de títulos tan estupendos como Pozos de Ambición (There Will Be Blood) o Magnolia.

A través de un joven veterano de la Segunda Guerra Mundial, alcoholizado y con graves traumas de la infancia (además de los adquiridos en el conflicto bélico), llamado Freddie Quell e interpretado por Joaquin Phoenix, que fruto del azar cruza su camino con Lodd, se nos conduce a través de los EE.UU. de la década de los 50, donde este falso gurú comienza a erigir su imperio de desvaríos y disparates que se aceptan sin cuestionarse por parte de gente derrotada, perdida y vacía espiritualmente (a pesar de gozar la mayoría de un alto nivel material) que sólo quieren un poco de esperanza (aunque esta provenga del espacio exterior). El desviado perdedor y el “Maestro” no son más que lados opuestos de una misma moneda (Lodd sólo es la versión místico-intelectual del animal e instintivo Quell), por lo que nace entre ellos un vinculo especial, sólo cuestionado por Peggy Lodd, la mujer de Lancaster (Amy Adams), y algunos de sus hijos.

Hasta aquí lo verdaderamente inteligible de la película de Thomas Anderson, dado que una parte (importante) del metraje es un compendio de situaciones grotescas, extrañas (algunas surrealistas) y caprichosas, aunque he de reconocer que hipnóticas y de oscuridad perversa, que se escapan al entendimiento de este humilde espectador que no está a la altura de lo que se le cuenta. Al igual que uno de los personajes principales (en determinado momento) no soy capaz de ver y transcender más allá del habitáculo donde estoy ubicado. ¿Puede alguien decir qué significado tiene toda la escena del desierto? ¿Es tal vez la representación del camino hacia la nada que propone Lodd y al cual conduce a sus seguidores, un páramo yermo que se esconde detrás de la charlatanería y las invenciones de un manipulador que son aceptadas como verdades hasta que somos conscientes que nos encontramos atrapados en el vacío y decidimos escapar? (supongo que esta u otra interpretación pueden ser tan válidas como creer que vivimos desde hace miles de millones de años a través de los confines del universo y ahora nos encontramos encerrados en cuerpos humanos. Sólo es fruto de nuestra imaginación).

La película mantiene el tipo a lo largo de sus (eternos) 140 minutos gracias a la dirección de Thomas Anderson y unas interpretaciones antológicas de los actores principales (aunque todo el reparto está sensacional), Phoneix, Hoffman y Adams. Estos tres monstruos de la pantalla nos brindan, tal vez, las interpretaciones más brillantes de sus carreras. Lo cual es en parte acierto también de Anderson, el cual ha demostrado que sabe sacar un rendimiento extraordinario a los actores que se ponen en sus manos y se dejan llevar por este titiritero.

Anderson planifica de forma sensacional cada una de las escenas, recordando de manera intensa en cada encuadre y movimiento de cámara al “maestro” Kubrick. Apoyado además por una fotografía preciosista y una música envolvente consigue atraparnos e intrigarnos de forma hipnótica en todo momento, aunque me temo que esto no es suficiente para salir totalmente satisfecho al final de la proyección.

The Master ofrece un tortuoso, vehemente , apasionado y a ratos fascinante viaje entre ningún sitio y ninguna parte y si como dice el “Maestro”, el bien y el mal está en cada uno de nosotros, es en nosotros donde debemos encontrar una OBRA MAESTRA o una TOMADURA DE PELO. Yo todavía estoy pensándolo.
 
 

6 comentarios:

Missterror dijo...

Pero si esta era una de LAS propuestas mas fuertes con las que arrancaba el año!!!! Menudo chasco, ¿no?.
Aún así te diré que me llama mucho la atención, y aunque algo me dice (y mira que hacer de pitonisa es algo que se me da realmente mal), que mi balanza se inclinará mas hacia la tomadura de pelo que hacia lo positivo, en cuanto tenga oportunidad , quiero verla.

Tú, que sí puedes hablar desde la experiencia, dime sinceramente si crees que debería invertir mi tiempo en esta peli y no en cualquier otra (porque cuando dices que te mueves entre la tomadura de pelo y la genialidad, has activado todas mis alarmas celestiales...)

saludos

Max Cady dijo...

Missterror, a ver si soy capaz de sacarte de la duda. Creo que está más cerca de la maestría que de la “tomadura de pelo”, pero ese tipo de propuestas que no se mojan y lo dejan todo a la interpretación del espectador, corren el riesgo (en mi opinión) de situarse en posiciones extremas (odio o admiración) por detalles que muchas veces son ajenos a la propia obra que se presenta, lo cual me cabrea. Creo que era necesario mojarse más en el planteamiento central de la narración y darle un toque más enfermizo de las relaciones, pero el señor Anderson se ha decantado por jugar con la ambigüedad (en exceso para mi gusto).

Tiene no obstante notables puntos a su favor: unas actuaciones que rozan la perfección (sin duda lo mejor de la película), una realización (kubrickiana, si se me permite) deslumbrante, una historia potente y un apartado técnico (fotografía, decorados, vestuario, etc.) que recrea la década de los cincuenta en EE.UU. estupendos, pero por el contrario contiene pasajes muy desconcertantes que rompen la dinámica y pueden irritar (o irritan).

Yo te la recomiendo, y es más (por lo que intuyo de tus comentarios y escritos), creo que te gustará mucho y que le sacaras mucho partido a la película (espero no equivocarme).

Saludos y ya me cuentas.

thewronggirl dijo...

Mira, qué conste que tengo muchas ganas de leer esta crítica pero voy a ver la peli hoy o mañana o pasada al cine y no quiero saber nada! El lunes vuelvo!

manipulador de alimentos dijo...

Gran película 'The Master', la mejor del año, cine y conocimiento, sobre la naturaleza de la locura, la amistad, de la relación maestro y discípulo, sobre la vida misma. Interpretaciones geniales... y un barco que se dirige a China. a solas, para uno mismo. Un saludo!!!

thewronggirl dijo...

a ver, pues ya la he visto. De hecho la vi la semana pasada pero tampco sé que sacar de la experiencia.
Tenía unas ganas locas de verla, de verdad que no podía. Había intentado bajármela 28 veces pero nunca podía o no era la peli o archivos corruptos y no tenía dinero para ir al cine. Esto es así.
Cuando por fin conseguí tenerla, me lancé a verla y no sé que pensar.
La peli es impresionante pero no me gustó tanto como esperaba. ¿Tenía demasiadas expectativas o es que la cinta se queda a caballo entre lo que dice y lo que quiere decir? No lo se. No es una película mala. Todo en ella es extraordinario, las interpretaciones, la fotografía, elg uión... es magnífico. Y aún así siento un poco de vacío espiritual al pensar en ella. No expresó todo lo que tenía que expresar o yo no lo supe ver.
Si hay algo que me da mucha rabia es ver una película y creer que no he entendido algo. Mira, tengo esa debilidad. Pensar que si no la entiendo, es porque soy tonta me pone de muy mala leche y me entristece. Pero no creo que no haya entendido el mensaje, creo que la película no lo manda porque quiere que lo recojas tu
Así, no se moja en crear una opinión sobre la cienciología o los pseudo-cultos.

Max Cady dijo...

TWG, suscribo gran parte de lo que comentas. Yo también tuve esa sensación de no saber que me habían querido contar exactamente. En ocasiones hay que tomar partido y no dejar tantos cabos sueltos. Hay relatos que requieren de un pequeño aporte del espectador para juntar todas las piezas (las cuales se han dejado de forma que pueden formarse con ellas distintas interpretaciones, por ejemplo: 2001: Una Odisea en el Espacio, Inseparables o Los Idiotas), pero en este caso creo que las piezas están tan dispersas que no hay forma de llegar a nada concreto y coherente. Una lástima, porque era uno de los títulos del año, a pesar de todo el señor Thomas Anderson sigue contando con mi beneplácito (me parece uno de los autores más interesantes de Hollywood).

Saludos.

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