martes, 5 de mayo de 2009

Crítica: La Momia: La Tumba del Emperador Dragón

Tercera parte de la saga que Stephen Sommers ("El Retorno de la Momia",Van Helsing") comenzó en el año 1999 con "La Momia", un considerable éxito en taquilla así como una película que recuperaba un género, el de aventuras un tanto olvidado por la industria de Hollywood por aquel entonces, y que nos ofrecía aventuras para toda la familia, unos logrados efectos especiales, grandes dosis de humor y, lo más importante, la posibilidad de introducirnos en el fascinante universo del antiguo Egipto. Tres años más tarde Stephen Sommers volvía a rodar una inevitable secuela, que seguía explotando la imagen del hechicero Imhotep, y que aunque repetía la fórmula de la primera entrega de forma descarada, nos ofrecía otra buena dosis de efectos especiales y aventuras imposibles, además de contar con la presencia de uno de los luchadores de Wrestling más populares de aquel entonces, "The Rock" que no mucho después protagonizaría aquella especie de "precuela" imposible y desafortunada llamada "El Rey Escorpión".


Pues bien, "La Momia, la Tumba del Emperador Dragón", dirigida por Rob Cohen ("XxX") se desmarca totalmente de la mitología Egipcia que tan buenos resultados había dado hasta el momento y se sumerge en el antiguo Oriente, y este es a mi entender uno de los muchos puntos negativos de la cinta, pues pierde totalmente su seña de identidad.

Como ya he dicho, aspectos negativos a destacar hay unos cuantos, la inclusión en el reparto de Jet Li, que hace exactamente el mismo papel que en todas sus otras películas, con sus eternas coreografías de artes marciales, por lo menos podrían haber elegido al amigo Jackie Chang y así, como poco, nos habríamos reído un rato.

Seguimos, el cambio de actriz en el papel de Evelyn O'Connell, tampoco le sienta nada bien, pues se ha perdido a la atractiva y a la vez graciosa Rachel Weisz para dejar el personaje en manos de Maria Bello, que nos ofrece una interpretación de lo más forzada y poco creíble así como carente del más mínimo sentido del humor, a no ser que seas un crío de diez años, claro. Para colmo de males, el personaje de Jonathan Carnahan al que interpreta John Hannah se ha contagiado del síndrome "chiquito de la calzada", repitiendo hasta la saciedad las mismas bromas que en las anteriores películas, y lo que antes resultaba divertido ahora es de lo más ridículo.

¿Efectos especiales? Si, la cinta avanza a golpe de efecto digital, pero nada que no hayamos visto en los anteriores filmes, momias descompuestas, ejércitos multitudinarios y demás parafernalias características de la saga, a destacar negativamente la aparición de unos "yetis" o hombres de las nieves que protagonizan una de las secuencias más ridículas de la película, sacada directamente del universo de Walt Disney.

¿El desarrollo? El mismo de siempre, la momia despierta, persiguen momia y fracasan, con la "clásica" escena de persecución por la ciudad, la inevitable resurrección de las hordas del mal y la correspondiente batalla final que termina en la inevitable confrontación en Brendan Fraser y Jet Li.

Conclusión, una película entretenida, pero menos de lo que se podía esperar, con una clara pérdida de carisma que confirma la clara decadencia de la saga. Así que si te la pierdes, tampoco pasaría nada, pues tan sólo plantea una cuestión interesante, ¿habrá encontrado Rick O' Connell el Santo Grial en alguna de sus aventuras? Pues mientras su hijo de 12 años se ha convertido en prácticamente un treintañero, el bueno de O'Connell luce igual que siempre... curioso.


0 comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes opinión? No seas tímido/a y compártela, pues en la diversidad está el gusto. Eso sí, intentemos no destriparle la película a nadie y avisa de SPOILERS al resto de lectores/as siempre que tu comentario los contenga. De no ser así, este será eliminado. Gracias.